
En sus orígenes, la población humana se alimento de la vida silvestre hasta cuando su demanda superó la oferta ambiental de alimentos, desde entonces la especie humana se volvió sedentaria e inicio el proceso de domesticación de plantas y animales con el consecuente desarrollo cultural y tecnológico que hoy conocemos, de esta forma los recursos genéticos silvestres surgidos por selección natural dejaron de tener valor de uso exclusivo como bien de consumo para convertirse, a través de la selección artificial, en objetos de valor de cambio dentro de una estructura económica social ajena a los principios de la economía ambiental(MMA- ICFES, 1997).
Doce países del trópico entre ellos Colombia, poseen entre el 60 y el 70 % de las especies conocidas en la tierra y es allí mismo donde las tazas de deforestación son mayores en el mundo(Mast et al, 1991).
Por lo que hasta el momento se sabe en Colombia, el agotamiento del fauna obedece a causas naturales y artificiales asociadas a la evolución de la Tierra y a la evolución cultural de hombre, en particular, la competición interespecífica del hombre Vs. Fauna se debe a la demanda alimentaría de especies fáunicas, al desarrollo de la tecnología de caza, a la destrucción de hábitat naturales para el cultivo de especies agrícolas, a el desarrollo industrial o urbano y al mercado de recursos genéticos silvestres(MMA - ICFES, 1997). La enorme diversidad de la biota de Colombia, la cual comprende cerca del 10% del total mundial, en un área que no supera el 0.04% de las tierras emergentes del planeta, sitúa a Colombia en una posición de gran vulnerabilidad frente a este proceso de agotamiento, ya en 1911 se señala a Colombia con tres especies extintas, desde entonces se han desaparecido otras especies y puesto a muchas de ellas en peligro de extinción. En 1952 se consideró desaparecida la foca del caribe, en 1981 se confirmó la desaparición de un patico zambullidor habitante de las lagunas del altiplano cundiboyacense, debido a la exagerada presión de caza, cosecha de huevos y a la modificación del hábitat especialmente por la introducción de la trucha, predador de polluelos y juveniles, que también originó la desaparición del pez graso endémico de la Laguna de Tota, a nivel de subespecies, podemos señalar que la situación fue más grave dada su distribución restringida y en la mayoría de los casos marcadamente regional, siendo una de las especies "pato pico de oro" endémico de la sabana de Bogotá, Ubaté y Tundama, el pato residente más grande de las zonas altas del país, que en 1946 ya era considerado como raro y en 1951 se reportó como extinto según sentir fundación ecológica, 2005. Particularmente la situación de fauna en el país es bastante compleja, el comercio internacional con especies silvestres pone en peligro la diversidad biológica, el problema del trafico de animales ha distorsionado los valores culturales que permiten la preservación de la naturaleza y sus especies, se calcula que el comercio internacional con especies zoológicas silvestres alcanza un volumen anual de 50.000 millones de dólares (BIRGA, 1995). El comercio mundial se concentra en las aves silvestres (papagayos, para el mercado de animales domésticos), reptiles (cocodrilos y serpientes para la producción de pieles y la rama de animales domésticos) y mamíferos (monos para experimentos y felinos para la industria procesadora de pieles), este mercado se divide en dos: el mercado legal visible y el ilegal(Páramo, 1999). Las exportaciones colombianas de productos obtenidos en los zoocriaderos se iniciaron a finales de 1989. No obstante, entre 1987 y 1988 Colombia exportó 7 mil 800 y 14 mil pieles del género caimán, según las licencias de caza otorgados a empresas de curtiembres, exportaciones, que hoy generan al país ingresos por 6 mil millones de pesos anuales (AUPEC, 2006).